- Sibilancias (silbido de pecho)
- Disnea (dificultad para respirar)
- Opresión torácica
- Tos
En la mayoría de los casos la inflamación es de origen alérgico, siendo los desencadenantes más comunes los alérgenos ambientales (pólenes, polvo, ácaros, animales). Además esta enfermedad puede ser agravada por otros factores como infecciones, químicos, tabaco, estrés, esfuerzo, gastritis y algunos medicamentos.
En la actualidad se estima que el asma afecta aproximadamente a 300 millones de personas en todo el mundo, además tiene un alto impacto en la calidad de vida de los pacientes y puede ser potencialmente grave, por lo que un diagnóstico temprano y tratamiento médico adecuado son de vital importancia ya que afortunadamente la mayoría de los pacientes puede lograr un buen control. Cuando el asma está bien controlada, los pacientes pueden: evitar síntomas molestos, necesitar poca o ninguna medicación sintomática. Llevar una vida productiva normal, realizar actividad física y evitar las exacerbaciones.